Japón importó de China su forma de escribir y numerosos aspectos de su cultura. Con el tiempo, los adaptó y redefinió siguiendo sus propios gustos. El estilo caligráfico Kana es quizás el ejemplo más representativo. De la flor del ciruelo a la flor del cerezo explica cómo ocurrió este paso, a través de los símbolos por excelencia de las dos culturas, porque si la primera flor era el símbolo de la belleza, cuando la influencia china estuvo en su apogeo en Japón, los japoneses pasaron a definir la suya propia con el paso de los años con la flor del cerezo.
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