«Botellas con un mensaje navegando en el espacio cibernético en el que todos somos náufragos esperando ser escuchados, cada quien en su propia isla desierta, frente a su propia pantalla, pulsando las teclas que componen el mensaje que alguien leerá. Segregando hilos como arañas, los hilos de una escritura compartida... Las anotaciones diarias de mi bitácora, que lanzo todos los días dentro de la botella, son una escritura compartida, una experiencia que no se parece a ninguna otra de mi vida de escritor. En este nuevo espacio que creo cada vez bajo mis dedos, las viejas teclas haciendo su oficio de siempre, la palabra sin consecuencias deja de existir, y entra en un nuevo espacio dialéctico donde toda frase gana la posibilidad de tener una respuesta y cada afirmación puede ser de inmediato desafiada.»
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