Brasil sin máscara
Cuando en 1952 un joven abogado llegó a la comisaría de San Cristóbal, en Río de Janeiro, jamás pensó que los casos que le tocaría vivir los plasmaría en un libro. Ese joven era Rubem Fonseca (Minas Gerais, 1925), que supo aprovechar los cursos extras que daban en la Academia de Policía y transformar su panorama.
Fonseca es reconocido por los cuentos ambientados en las más duras favelas de Brasil. En ellas se retrata otro mundo, uno donde las autoridades son meros espectadores, espectadores lejanos, habría que aclarar. "El collar del perro", cuento que da título a este libro, es un claro ejemplo de ello. Vilela, joven comisario que ha llegado a uno de los barrios más peligrosos de Brasil, es recibido por tres asesinatos a mano armada, muy probablemente las muertes están relacionadas entre sí y son la muestra de una lucha por adueñarse de los negocios ilegales de este pequeño pedazo de ciudad. En medio de la investigación, Vilela encontrará la corrupción en la que han caído sus compañeros, los reporteros y la sociedad en general.
La escritura de Rubem Fonseca no se limita únicamente a lo policial, sus letras son en realidad el retrato de una parte de la sociedad brasileña, la cual sigue siendo tan clasista como en el siglo XIX y que no le permite a Ze Grande vivir su vida como él quisiera, ya que toda su familia dice ser descendiente del caballerango de un monarca y no está dispuesta a bajar un escalón en la clase social. Otro ejemplo en la lucha de clase es la de Carlos, que por guardar las apariencias no decide irse a vivir con su amante y cuando lo hace descubre que aquello que anhelas, también es aquello que te mata.
Los otros cuentos de este libro van por distintas líneas. "La fuerza humana" nos cuenta la vida de un fisicoculturista que, aunque es la encarnación de los sueños de toda la gente que tiene a su alrededor, siente un vacío que jamás puede llenar. Algo parecido le sucede a Jorge, quien no tiene ninguna otra actividad en la vida que la de llamar a números al azar y preguntarle a las personas qué piensan de la eutanasia, lo malo es cuando, en medio de esas llamadas, conoce al amor de su vida.
Como podemos ver, los cuentos de Fonseca se desarrollan dentro de lo más común. Y aunque son un retrato sin máscaras de la sociedad brasileña, lo verdaderamente trascendental es la escritura de este mineiro, que sabe atraparte sin rebelarte ninguna pista de lo que está contando, como dice Thomas Pynchon: “lo mejor de su obra es no saber adónde nos va a llevar. Su escritura hace milagros, es misteriosa. Cada libro suyo es un viaje que vale la pena”.
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Zona Rosa»
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.