La palabra chocolate nunca ha dejado de ser un imán que alborota los sentidos de quien la escucha. Es sorprendente ver el efecto multisensorial que causa en los demás al pronunciarla. La expresión de la cara y los ojos se transforman, brillan. Se alcanza a escuchar como la boca se llena de saliva y surge un deseo compulsivo por ingerirlo. Pero se vuelve más apremiante cuando nos encontramos en un lugar frio u hostil: caminando por un bosque invernal, o por una calle nevada. Por fortuna hoy es un alimento que esta al alcance de muchas personas brindando siempre un tipo especial de placer y a veces alivio. Esta fascinación han despertado los dos números anteriores de Artes de México sobre el chocolate. Quienes se han acercado a ellos se han convertido en conocedores de su significado y su valor. Quizá han logrado saciar la sed por descubrir el origen y la cultura de este regalo único que dio México al mundo. Sin embargo, parece un tema inagotable. Nunca dejamos de descubrir nuevas historias, leyendas, secretos.
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