Doce relatos entrañables
Hay personas que irrumpen en tu vida, viven en ella unos segundos y jamás los vuelves a ver. Carver hace una oda a este tipo de personajes; nos inmiscuye en sus vidas, nos los presenta sin juzgarlos y al final nos involucra sentimentalmente con ellos. Si bien se le ha catalogado dentro del movimiento del “realismo sucio”, por la descripción de dichos personajes y la atmosfera donde los sitúa; en realidad lo que logra es ponernos cara a cara con la realidad, y ese es un juego que no muchos quieren jugar.
Después de leer estos doce relatos, uno se siente invadido por la misma pesadumbre que Myers; hombre que viaja por Europa para poder obtener el perdón de su hijo, y así redimir su vacía vida; o termina tirado en el sofá con ganas de nunca más volver a hacer nada, como el marido de Sandy –en una de las narraciones-, en ambos casos esperando que todo mejore o al menos no sea tan malo.
Además, en algunos relatos se vuelve inevitable sentir miedo por las cosas más absurdas, como Lloyd, quien tiene miedo que su mujer lo deje sordo al intentar destaparle un oído. Pero no son relatos sobre la cobardía; el autor nos sumerge en ésta emoción con una narración pulcra, que deja de lado lo que te está contando para hacer énfasis en el cómo lo está contando.
Considerado el maestro de la descripción de la vida norteamericana, la tesitura de Raymond Carver va más allá de los parajes suburbanos de la gran nación, se adentra en lo plausiblemente humano. Por eso hay que considerarlo dentro de los grandes maestros del relato contemporáneo.
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Condesa»
Se ha afirmado que el relato es la forma narrativa por excelencia en la literatura norteamericana actual y que Raymond Carver es el maestro indiscutible de este registro. En cada relato de Catedral se revela la presencia latente o la intrusión de "terrores extraordinarios en una existencia ordinaria" (Cathleen Medwick). El propio Carver ha escrito: "Pienso que es bueno que en un relato haya un leve aire de amenaza... Debe haber tensión, una sensación de que algo es inminente." Sus personajes son gente de lo más comun: trabajadores manuales, empleaduchos, parados, parejas a la deriva..., desamparados, golpeados por la vida, muchos de ellos bebedores, acceden, a pesar suyo, a una suerte de dimensión heroica, tercos testimonios de una realidad implacable. Su estilo es escueto, lacónico, opera por sustracción; se ha dicho que Carver inaugura una nueva visión, un nuevo método, una nueva tonalidad.
"Una de las voces más originales que han aparecido en la narrativa norteamericana desde hace años" (Bill Buford, Times Literary Supplement).
"Un extraordinario escritor, igual a Hemingway (por la técnica seca, minimalista) y a Salinger (por lo maravilloso que surge, también, en las grietas de toda vida)" (Michel Braudeau, L'Express).
"El mejor cuentista norteamericano del momento. Un maestro" (Bernard Géniès, Le Monde).
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