Saint-Exupéry escribió esta carta en 1942, cuando Europa era asolada por los horrores del nazismo. En ella describe y reflexiona en torno a la devastación, el desarraigo, la lucha por la sobrevivencia, el sinsentido y la soledad. En medio de tal panorama, logra descubrir la sonrisa de otro humano -en ese momento, su captor- que, de manera sencilla y mágica, le ofrece un cigarrillo y con él le devuelve el fuego de una humanidad extraviada, iluminando la esperanza. Se trata de un texto breve y sencillo, pero no por ello profundo. Inspirado en la figura de León Werth -escritor, intelectual, judío, anarquista, antimilitarista, a quien Saint-Exupéry dedicó más tarde El Principito- encontramos un conmovedor canto a la vida, a la libertad, al respeto y valor del ser humano. León Werth encarna aquí el rehén universal, asediado por los actos y consecuencias de oscuros y siniestros intereses que han estado siempre presentes en la historia, y que llegado un momento arrasan con años y siglos de creación y construcción humana, y con ello destruyen los pueblos y sus habitantes, deshumanizándolos primero, intentan luego borrar toda huella de su existencia. Sin embargo, la misma historia se ha ocupado de demostrar lo contrario.
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.