Sueño roto tras sueño roto
En 1976 el Premio Nobel de Literatura fue a caer a las manos de Saul Bellow (Quebec 1915 – Massachusetts 2005) y aunque este galardón ha estado lleno de controversias, en esta ocasión fue unánime la aclamación hacia uno de los escritores pilares de la literatura norteamericana contemporánea. Bellow, siempre alejado de todos los halagos, escondido detrás de un rostro lleno de arrugas prematuras y con un sombrero negro siempre como escudo, logró hacer una introspección al dolor propio y ajeno, retratando en cada uno de sus personajes aspectos terribles de la condición humana.
En 1956 es publicada por primera vez Carpe diem (frase en latín que podría traducirse como "hazlo ahora") retratando aspectos intrínsecos de la sociedad norteamericana de la posguerra; el miedo a envejecer estando solo, la exaltación de la juventud, la crisis económica que llegaba a su puerta sin avisar y la difícil ruptura familiar. Tommy Wilhelm, personaje principal de esta obra sufre todos estos males. De joven rompió relaciones con su familia para ir en busca de su sueño y ser actor en Hollywood, persiguió la fama durante seis años y al final tuvo que conformarse con un trabajo como vendedor para una gran compañía, después de años en esta empresa, es sustituido por el yerno del dueño; sueño número uno roto.
Esto desencadenó la ruptura en su matrimonio. Ahora tiene que vivir con su padre en un hotel donde viven puros jubilados y mandar una cantidad cada vez más alta a Margaret, su ex mujer, para mantener a sus dos hijos, ella no le da el divorcio y tampoco le permite que rehaga su vida con su nueva novia; sueño numero dos roto.
La relación con su padre no va bien, el doctor Adler es un hombre bien hecho, vino de abajo, logró un título, ganó dinero y no admite tener un hijo fracasado en su vida. Wilhelm sólo quiere una palabra de aliento de su padre, él piensa que le quiere quitar todo su dinero; sueño número tres roto.
Para poder salir de esta crisis Wilhelm se acerca al doctor Tamkin, un personaje sombrío, con más historias increíbles en su boca que dinero en su bolsillo. Y aunque Wilhelm sabe que es un timador de primera aún así decide darle el último capital que tiene para que lo invierta en la bolsa de valores, apostando todo a la manteca de cerdo, que día a día baja más su precio; sueño número cuatro roto.
Y así es la vida de Wilhelm, sueño roto tras sueño roto, desgracia sobre fracaso, sólo es un retrato de una sociedad que va hacia la decadencia, pues como dice Bellow: Y cuando se cabe la última tumba, ¿quién va a pagar al enterrador?
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Zona Rosa»
Esas frases salidas de la boca del extravagante doctor Tamkin como un dudoso elixir milagroso rebotan contra los tímpanos de Wilhelm, un hombre acosado por varios frentes: actor fracasado, danza al son de las exigencias de su ex mujer y sus dos hijos, despreciado por la empresa que le despidió en lugar de otorgarle el ascenso prometido y ninguneado por la soberbia y frialdad de su propio padre. Pero la esperanza es lo último que se pierde, y ahora ésta se ha encarnado en setecientos dólares, los únicos que tiene, y que ha invertido en acciones de manteca de cerdo. Instigado por Tamkin, ese psicólogo huidizo reconvertido en corredor de bolsa que escupe extrañas frases filosóficas, Wilhelm decide jugárselo todo a una sola carta. Y todo quiere decir su equilibrio emocional, su vida afectiva, laboral y espiritual que se tambalea en la cuerda floja como un torpe acróbata que sabe que, tarde o temprano, acabará cayendo al vacío… Ridículo, solo, asfixiado por la vida, poco a poco, los restos de entereza de Wilhelm se caen a pedazos pequeños, difícilmente aprovechables para una reconstrucción.
La narración envolvente de Carpe diem, su mordaz sentido del humor, la descripción minuciosa de la geografía interior –y exterior– de los personajes que habitan esta novela y el talento para analizar el comportamiento humano demuestran por qué Saul Bellow es uno de los narradores más lúcidos del siglo XX.
«Bellow es el autor que con mayor precisión y más hábilmente explora la insuficiencia de lo contemporáneo para dar salida al exuberante potencial de generosidad que habita en algunos seres, y la terrible y divertida paradoja que hay en ello. Siempre tragicomedia, servida en su nivel más depurado, una prosa con la fuerza y el filo del acero que estas nuevas ediciones, con su cuidada traducción, nos brindan en su mejor forma.» Francisco Casavella, El País.
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