Este año celebraré mi cumpleaños número dieciséis. Mi primer beso me lo dio quién hoy es mi mejor amigo y el chico del que me enamoré vive al otro lado del mundo. Así que el marcador de mi vida sentimental es: Avril en el amor 0, en los amigos, 2. Y no creo que pueda cambiar.
Y aunque las excentricidades de mi mamá ya no están en el nivel de: "te avergonzaré de tal forma que pasarás el resto de tu vida adulta con un terapeuta", aún le encanta llamar la atención. Todos los días disfruta cuando descubre que su popularidad como influencer en YouTube e Instagram va en aumento.
Yo solo quiero una vida normal, sencilla, estar con los amigos y no sufrir de bullying. Pero nunca pensé que este verano estaría más alejado de eso que imaginamos como normalidad. A veces me pregunto "¿por qué nos duele tanto crecer?" Y, contra todos mis pronósticos, jamás creí que viajaría a Japón o que Bencho, Dante, Prãsad y yo no volveríamos a ser los mismos, después de todo lo que vivimos en la tierra del Sol Naciente.
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