Para Berta, pasar seis semanas de vacaciones sola en casa no estaría mal si, al menos, tuviera un perro que de vez en cuando apoyase la cabeza en su regazo... Pero las estrictas normas del tío Eduardo prohíben tener animales sin plumas en casa. Antes de que Berta pueda deprimirse llega su prima Búha de visita, una niña muy espabilada y con grandes gafas redondas que sabe muy bien qué hacer para no aburrirse en vacaciones: repartirán carteles por el barrio ofreciéndose para cuidar los perros de los vecinos. Sus travesuras, su ingenio y su profundo amor y respeto a los animales deleitarán a todos los lectores.
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