La hermosura de la princesa Griselda es tal que hace que los hombres pierdan la cabeza. Y le parece tan gracioso el hecho, que ha comenzado a coleccionarlas: ante el temor de quedar descabezados, los caballeros se le esconden y han dejado de invitarla a los bailes. ¿Qué pasará cuando Griselda invite a cenar al príncipe más cegatón de la comarca?
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