Fue una niña inocente (se creía todo lo que le decían) y muy imaginativa (el cura le pidió no pensar). El choque con la realidad la puso al borde de la psicosis. Hizo su psicoanálisis y trabajó casi cincuenta años como psicoanalista. Fue excepcional. Francia puso su imagen en una de sus monedas. Poco antes de morir de insuf iciencia respiratoria respondió a las preguntas de su colega y amigo Alain Manier. Éste es el libro de su vida.
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