La vida actual resulta incomprensible sin el conocimiento científico, pues toda la tecnología que nos rodea depende de la ciencia, que es la mejor manera que tenemos de conocer el mundo circundante. Sin saber algo de ciencia somos analfabetos que no podemos comprender lo que sucede en el mundo. Por eso la escuela tiene que prestar una atención primordial al conocimiento científico, que además es una forma racional de aproximarse a la realidad. Sin embargo, la ciencia no siempre resulta fácil de entender y los conocimientos de muchos alumnos son deficientes, por lo que deberíamos tratar de mejorar esta situación.
Antes de recibir la formación escolar los alumnos tienen multitud de ideas para explicar los fenómenos que los rodean, tanto en el ámbito de la naturaleza así como con la sociedad. Muchas de esas ideas podemos considerarlas erróneas, insuficientes o incompletas, pero lo que les enseñamos lo van a entender a partir de ellas y, por lo tanto, es importante que el profesor las conozca, y que sea consciente de lo que sus alumnos piensan.
El autor presenta los resultados de una serie de estudios sobre las ideas de los alumnos como base sobre la que establecer una enseñanza de las ciencias, así como una serie de propuestas acerca de cómo debe desarrollarse y cómo puede mejorarse la enseñanza de las ciencias que versan sobre la naturaleza, sobre la sociedad y sobre las matemáticas.
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