Joaquim Machado de Assis (1839-1908) empezó escribiendo por un tipo de necesidad y terminó haciéndolo por otra. Entre aquel joven autodidacto y tipógrafo de imprenta que mandaba cuentos costumbristas a revistas para sobrevivir y el hombre al que hoy se recuerda como el padre inexpugnable de la literatura brasileña, sus libros fueron cambiando y él desplegando un sarcasmo y una ironía nunca alejados de la sensatez y los sentimientos, siempre dispuestos a hundir el bisturí en el absurdo destino que la humanidad parecía ir eligiendo para sí misma. Heredero de Cervantes y Sterne, precursor de Borges, outsider enconado en el Brasil de los primeros tiempos de la independencia, Machado de Assis goza hoy de una extraordinaria reputación literaria. Sus novelas –Memorias póstumas de Blas Cubas (1880), Quincas Borba (1891), Don Casmurro (1899)–están consideradas como premonitorias de los más audaces experimentos de la ficción del siglo xx, y se han revelado como una mina de narradores exagerados, tramas memorables, perfidias y paradojas. Pero es tal vez en la ficción breve donde su arte alcanza su conclusión más natural y sorprendente. Subyace a lo largo de toda ella una capciosa e irreverente inventiva lingüística y moral, un incontenible impulso para mezclar e hibridar las ideas, para deformar los paradigmas de la vida social. En este volumen el lector encontrará cuentos angustiosos, cuentos alegres, cuentos de un jovial erotismo, cuentos simbólicos, cuentos paródicos, cuentos blasfemos, cuentos que pueden ser leídos muchas veces sin que se escuche nunca una nota falsa. Hay, además, cuentos que no están para melindres y van directos al grano. Cuentos, en fin, que no son sólo una excusa perfecta para confirmar la abismal actualidad de la mirada de su autor –y el oído y el olfato y el gusto y el tacto–, sino la oportunidad para comprobar una vez más que su voz no nos llega del pasado, sino que es el mensaje en una botella lanzada desde el futuro.
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