Alberto y la ballena, de Philip Hoare. Tomando como punto de partida un viaje que hizo Alberto Durero a los Países Bajos, ya que deseaba ver a las ballenas nadar, el inglés Philip Hoare hace el retrato de uno de los artistas alemanes más reconocidos de la historia de la pintura y el grabado. Durero supo reproducir la Naturaleza de una forman moderna y con tanta fuerza que sus obras siguen estremeciéndonos 500 años después.
Un viaje caleidoscópico a través del mar, el arte y la vida.
En 1520, Alberto Durero, el artista más famoso del norte de Europa, zarpó ansioso hasta Zelanda, una de las doce provincias costeras de los Países Bajos, para ver por primera vez una ballena. Nadie pintaba o dibujaba el mundo como él y sus representaciones capturaban el frágil espíritu de las bestias, las personas y la naturaleza. Su arte fue una revelación que ha perdurado hasta nuestros días: nos mostró quiénes somos y predijo nuestro futuro.
Sin embargo, Durero estaba hundido en la melancolía: acababa de perder el respaldo de su mecenas, el sacro emperador romano, y deseaba conocer mundo. En este momento de su vida, la ballena se convirtió en su ambición final.
Esta es la historia de un genio en busca de su propio Leviatán, y nadie mejor que Philip Hoare para relatar este fascinante viaje a través del arte y el mundo que nos rodea y que explora el fuerte vínculo entre la pasión creativa y la naturaleza, desde el taller de un visionario hasta el océano. Desfilan por sus páginas alquimistas medievales y poetas modernistas, emperadores excéntricos, almas rebeldes y artistas proféticos cuyas vidas y aventuras nos llevan a preguntarnos qué es real y qué es fantasía en el arte, y si este tiene el poder de salvarnos.
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