Tiene flores verdes, a veces amarillas, y unas frutas rojas que se comen.Siempre le pregunto cuándo me voy a curar, para no ir más al hospital.Las hojas, que mece el viento, parecen decir: ¡Pronto?, pronto?!Entre el revuelo del carnaval de Bissau, se distingue la vida de los niños guineanos conlos trabajos, y los días de escuela y hospital, y envolviéndolo todo, el drama del SIDA.Pero hay un refugio para los juegos, los secretos y la esperanza? A la sombra de los anacardoscrece la vida.
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