Era un domingo como cualquier otro. En realidad no, no era como cualquier otro domingo; justo ese día, el Archiduque Francisco Fernando dirigía una comitiva que estaba de visita en el pequeño poblado de Sarajevo. Como es de esperar, había una multitud para vitorearlo; no todos los días se veía al heredero de la corona del Imperio austrohúngaro por esos lares. De esa multitud salió un joven llamado Gavrilo Princip, que, con una pistola semiautomática de 9 milímetros, se acercó al automóvil del príncipe y con sólo dos disparos dio muerte al archiduque y a su esposa. Así, en un domingo atípico, Europa empezó uno de los más grandes procesos de autodestrucción que haya vivido.
Sería iluso pensar que el asesinato de un hombre generó la muerte de millones más. Para comprender el origen de la llamada Gran Guerra (que años después, debido al surgimiento de un conflicto de mayores dimensiones, cambiaría su nombre a Primera Guerra Mundial) la historiadora Margaret MacMillan rastrea los pormenores que llevaron a las grandes potencias de la época a enfrentarse unas contra otras.
1914 De la paz a la guerra es un libro atípico, dedicado justo a ese año que la mayoría de los autores abordaron mediante análisis historiográficos de la refriega, dejando de lado los motivos que generaron la lucha. En contraste, MacMillan nos explica cómo era casi imposible detener el conflicto pues, aunque existieron hombres y mujeres que intentaron hacerlo por distintos medios, les fue imposible alcanzar la paz.
Por un lado, el joven país alemán luchaba por recuperar la gloria del imperio prusiano y, por otro, Gran Bretaña se sentía rezagada en la lucha imperialista. En medio de estas dos potencias, los franceses deseaban tomar venganza contra los alemanes y Rusia buscaba conflictos externos para que su población olvidara los internos. Aunado a ello, como motivo preliminar para el gran conflicto, el imperio austrohúngaro se desmoronaba.
Hasta aquí podríamos decir que hablamos de los viejos conflictos bélicos que Europa siempre había vivido. La diferencia radica en factores externos, como el surgimiento de Japón y Estados Unidos como potencias mundiales, la caída del imperio chino y la repartición del territorio africano, los cuales cambiaron el rostro regional de las disputas por uno más internacional.
Los adelantos tecnológicos fueron de la mano con el mejoramiento de las armas destructivas. Alemania empezó una carrera armamentista, que en un principio tenía un cariz defensivo, pero que, con el pasar de los años, inevitablemente se utilizaría en contra de alguna otra potencia. Los demás países no se quedaron atrás y la guerra fue inevitable.
Margaret MacMillan funge como guía en el mundo convulso de inicios del siglo XX, explicándonos uno a uno los distintos motivos que llevaron a esta atroz guerra. Y si los personajes principales de esta historia hubieran sabido el final que les deparaba no sólo a ellos, sino a sus familias, a su gente y a sus países, hubieran abrazado con más fuerza la bandera de la paz.
Reseña sugerida por Alejandro Díaz del Péndulo Zona Rosa.
El relato definitivo de las fuerzas políticas, culturales, militares y personales que llevaron a Europa hacia la Gran Guerra.
La Primera Guerra Mundial puso fin a un largo periodo de paz sostenida en Europa: una época en la que se hablaba confiadamente de prosperidad, de progreso y de esperanza. Y sin embargo, en 1914 el continente se lanzó de cabeza a un conflicto catastrófico, que mató a millones de personas, desangró las economías nacionales, derrumbó imperios y puso fin para siempre a la hegemonía mundial europea. Fue una guerra que hubiera podido evitarse hasta el último momento. La pregunta es: ¿por qué se produjo?
Empezando en el siglo XIX y acabando con el asesinato
del archiduque Francisco Fernando, la gran historiadora Margaret MacMillan desvela la compleja red de alianzas, cambios políticos y tecnológicos, decisiones diplomáticas y, sobre todo, personalidades y debilidades humanas que llevaron a Europa al desastre.
Una narración imprescindible para conocer el mundo de hoy entendiendo mejor el de hace un siglo.
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