DAMIÁN ORTEGA (Ciudad de México, 1967) comenzó su carrera como caricaturista político. A través del humor, deconstruye objetos y procesos, al alterar sus funciones y transformarlos en experiencias novedosas y situaciones hipotéticas. Ortega se mueve en una escala que va de lo molecular a lo cósmico, de lo individual a lo colectivo o del comentario íntimo a lo político. Su obra aplica conceptos de la física a las interacciones humanas en donde el caos, los accidentes y la inestabilidad producen un sistema de relaciones en flujo constante. Ortega explora la tensión que habita cada objeto: lo enfoca, reorganiza, escudriña e invierte su lógica para revelarnos un infinito mundo interior. El resultado de esta investigación exhibe la interdependencia de diversos componentes, ya sea dentro de un sistema social o en los engranajes de una máquina compleja.
Omnipresente, la botella de Coca-Cola es un símbolo de imperialismo industrial, de seducción serializada. En 120 jornadas de Damián Ortega, el recipiente es transfigurado en cuerpo. Las ciento veinte botellas hechas de arcilla oaxaqueña remiten directamente a vasijas y figurillas que se han fabricado en México desde tiempos inmemorables. Ortega hace explotar el signo para que los significados atados a la botella se orienten en direcciones tan diversas como el pasado prehispánico, el barroco colonial y la modernidad capitalista. 120 jornadas confirma lo que ha latido siempre en la obra de Damián Ortega: una mirada de la realidad que contrapone la potencia de los objetos cotidianos al poder del sistema que las produce.
Texto por: Nicolás Cabral
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