Takashi Miike es un director japonés hábil para adaptarse a casi cualquier género, desde la comedia absurda hasta el cine de explotación sobre Yakuzas, ha hecho experimentos surrealistas en Gozu; abordó la tortura extrema en Audition e Imprint, hizo un icono pop hiperviolento con Ichi The Killer, criticó sarcásticamente a la familia japonesa y los reality shows en Visitor Q y participó con el corto The Box en la trilogía de horror asiático 3 Extremes. Admirado por el público pero mal visto y desdeñado por gran parte de la crítica por tener una obra demasiado amplia y muchas veces comercial y complaciente, Miike es un autor excepcional cuando se determina a hacerlo y aunque a veces trabaja dentro de los límites de los encargos televisivos y el cine de entretenimiento, su estilo es una combinación única de violencia, tradición y venganza y sus personajes están cargados de sentimientos e ideas complejas y radicales.
Su trabajo más reciente, 13 Assassins, ha sido reconocido como su película más completa y admirable. Situada en Japón al final del siglo XVIII, narra cómo se reúnen 13 de los últimos guerreros samurai para asesinar a Naritsugu, un tirano sádico quien ha abusado de su poder al grado de mantener a su región llena de miedo asesinando a voluntad y abusando de todas las formas posibles de sus habitantes. La pelea final dura casi cuarenta minutos y está excelentemente filmada; a diferencia de las batallas comunes en el cine de blockbuster donde no se distingue qué sucede cuando pelean más de 2, aquí está coreografiado con precisión el encuentro entre los 13 samurais y los 200 hombres de Naritsugu: entre trampas y decapitaciones masivas, se aprecia a cada samurai a detalle durante todo momento.
!3 Assassins es un remake de una película del mismo nombre dirigida en 1963 por Eiichi Kudo. Miike ha comentado que desde que trabajó como asistente de Shohei Imamura en Black Rain tenía la inquietud de filmar el remake pero el momento llegó hasta el 2010 cuando el proyecto fue coproducido entre Inglaterra y Japón. Su balance perfecto de tragedia con venganza samurai la convierte en un clásico instantáneo que es a la vez un tributo al cine de samurais japonés. Miike cortó 15 minutos para la versión internacional que contenían lo que él llama "humor exclusivamente asiático"; secuencias de bromas y gestos entre los personajes que removió por suponer que fuera de japón eso iba a demeritar su apreciación. Emocionante y bien realizada, es una película que le puede dar una lección a Hollywood de cómo se usa el CGI como apoyo visual y sobre cómo se coordinan con eficiencia las secuencias de acción.
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