'Para Antonio Mora,
el presente se define por un malestar que es resultado de una historia
decadente. El núcleo del cual emana ese malestar, las causas de esa
decadencia, y por ende la necesidad de acción, se encuentran en un origen
remoto: el surgimiento del cristianismo. En este sentido, el de Mora es
también, como el de Nietzsche, un método arqueológico, y al igual que para
éste, el cristianismo, o mejor dicho las prolongaciones y derivaciones de su
ideología, constituyen el problema central. El culto a la subjetividad, la
degradación de los sentimientos y la pérdida de la noción de una realidad
natural y humana, forman parte de la doctrina cristiana que, según Mora, no
ha hecho más que cultivar y potenciar un hiperbólico idealismo y una
subjetividad que se imagina omnipotente.'
Mario Cámara
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