¿Qué tal si fueran los libros quienes escogieran a sus lectores? Esta pregunta tan sui géneris sirve de premisa para este libro salvaje. ¿Se podría leer entonces el libro que quisiéramos?, ¿se podría encontrar con facilidad el libro que nos cambie la vida?, ¿tendríamos todos nuestro libro de cabecera sin ningún problema?, ¿o los libros huirían ante la posibilidad de ser leídos por personas indignas? Este libro, especial para jóvenes lectores, nos acerca al fascinante periplo iniciático hacia el placer de la lectura.
Juan es un adolescente de trece años que se enfrenta a la separación de sus padres. A su manera, hace frente a este problema, tratando de entender la situación mediante su perspectiva de chico "normal y bastante común". Pero cuando es enviado a pasar las vacaciones de verano con su tío Tito, la mejor aventura de su vida está por sucederle. Su tío es un bibliófilo que tiene su casa atestada de libros: pasillos con estantes altísimos hechos al azar, innumerables libros de innumerables temas, también ocurren ahí acontecimientos extraños, libros que cambian de lugar y huyen de los lectores, o se acercan a ellos y los ayudan a encontrar algún otro libro... libros malignos que tratan de acabar con otros libros...
Al principio Juan se muestra reticente de pasar sus vacaciones en un lugar así, cosa que le parece muy aburrida, además su tío está un poco chiflado y en ocasiones es malhumorado, no le gusta el ruido y siempre habla de cosas que no vienen al caso. Pero cuando su tío le dice que hay clases de lectores, y que él, Juan, es un lector prínceps, es decir un lector único, un lector a quien los libros consideran un príncipe, todo cambia para él en sus vacaciones. De inmediato se interesa en recorrer los pasillos de la inmensa biblioteca, buscando, al azar (o al menos eso cree él) algún libro interesante.
En esta búsqueda es que Juan se topa con El libro salvaje, un libro único que nunca ha sido leído y que está en busca de un lector que lo dome, al igual que un caballo salvaje. Juan parece ser este lector, pero no le será fácil ni encontrar el libro ni mucho menos leerlo, ya que el libro, como buen animal salvaje, huye de él hasta que Juan sea digno de leerlo. Estar a la altura de un libro así requiere ser capaz de resolver el enigma que el mismo libro plantea, desde cómo acercarse a él, hasta encontrarlo y por supuesto leerlo. Pero ¿podrá Juan hacerse de él?
Este excelente libro de Juan Villoro nos muestra el valor de la lectura, la iniciación a ésta y la capacidad de enfrentarnos a nuestra propia historia, a modo de algo salvaje que en ocasiones nos es imposible decir, que se nos escapa la mayoría de las veces pero que tenemos que terminar por dominar y enfrentarla sin miedos ni reticencias. El libro salvaje es, en última instancia, nuestra propia historia en un caos que tenemos que ordenar.
«Reseña escrita por Juan Carlos Sánchez, El Péndulo Web»
Juan ya tiene planeadas las vacaciones de verano. Sin embargo, su madre ignora sus planes y lo deja en casa de Tío Tito, un bibliófilo empedernido que hace ruido cuando come y que le teme a los osos de peluche. Ahí, escondido entre los miles de ejemplares de la biblioteca de su tío, Juan tendrá que en encontrar el Libro Salvaje, un libro rebelde que se resiste a la lectura y que guarda entre sus páginas un secreto destinado al lector que sea capaz de atraparlo.
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