El vizconde Tsubaki, sospechoso de un envenenamiento con cianuro que conmocionó a Japón (el caso Tengin-do), se suicida tras dejarle a su hija una carta de despedida que comienza así: "Perdóname. No puedo seguir soportando esta vergüenza y deshonra.
Si el secreto que me llevo a la tumba se hiciera público, la reputación y el prestigio de nuestro clan caerían hasta los infiernos". A partir de ese momento, comienzan a sucederse los crímenes en el entorno de la familia. Cada vez que alguien es asesinado, suena de fondo El diablo toca la flauta, una melodía compuesta por el propio vizconde.
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