Un hombre en medio
La confusión es general. El gran público no sabe distinguir entre el género negro y el thriller policiaco, lo cual hace que el descrédito de uno lo adquiera el otro. Así, grandes autores como Ed Cain, Jim Thompson, Michael Connelly o Elmore Leonard son metidos en el mismo saco que “escribidores” de fórmula que nacen y mueren tal y como lo hace las modas literarias.
La novela negra es aquella que habla de los bajos fondos y lo importante no es atrapar al asesino, sino hacer un retrato certero de la maldad, de la condición humana y de la inequidad en el mundo. Edward Bunker es uno de esos maestros que conocen la suciedad y que hablan sobre ella en sus novelas y que hasta muy poco su obra no era accesible al público de habla española.
Su primera novela Stark fue encontrada tiempo después de su muerte, luego de que fue rechazada por varios editores. Al final de su recorrido terminó en un cajón para ser publicada de manera póstuma. En ella el personaje principal es un alter ego socarrón de Bunker. Escrita desde la cárcel en una máquina de escribir que le diera su protectora, Louise Fazenda Wallis.
Y es que Bunker antes de convertirse en guionista, narrador y actor ocasional en Hollywood (apareció en Perros de reserva y en Tango y Cash, por ejemplo) fue un adolescente conflictivo y un criminal que cumplió condena, razón por la cual su escuela fue la calle y los libros. “No me quedaban muchas soluciones: o me convertía en criminal o en autor. Durante mucho tiempo estuve en la situación del escritor que se autoevalúa. Era algo muy consciente. Observaba mi vida al mismo tiempo que la vivía. Bunker, el escritor, escrutaba a Bunker, el criminal.” Confesó en la revista española Les inkorruptibles.
En Stark Bunker se vuelve ágil, no hay tiempo para las reflexiones que posteriormente plasmaría en sus próximas novelas. Además irradia un humor que racionaría en sus otros trabajos.
Bunker nos hace un recorrido por Los Ángeles, esa ciudad que tan bien conocemos por las películas y que en realidad desconocemos en sus lados oscuros. Nos lleva a conocer las casuchas miserables en las que habitan los no beneficiados por el sueño americano y el corazón más profundo de la criminalidad y lo que le rodea.
«Reseña escrita por Iván Farías, El Péndulo Polanco»
«Era rápido y fácil, sólo hacía falta una palanca, controlar el tiempo y ser audaz. Ahora observaba los vehículos que pasaban por si encontraba algo interesante que examinar otro día. Recordaría el nombre de la empresa para un futuro golpe. Tenía muy buena retentiva para los posibles trabajos. Siempre había tenido buena memoria, incluso en la escuela. Podría haber ido a la universidad pero la delincuencia resultaba más divertida. Las estafas le subían la adrenalina, era mucho mejor que estudiar para los exámenes.»
Ernie Stark es un estafador y un yonqui, un delincuente de poca monta a quien los trajes de lujo, los coches veloces y las prostitutas con estilo hacen enloquecer. Su vida transcurre sin respiro en un submundo que conoce como la palma de su mano y que ni por sentimiento de culpa o deseo de redención querría abandonar. Obligado a colaborar con la policía para no verse de nuevo entre rejas, se da al doble juego con policías y delincuentes a fin de quitarse de en medio a la competencia y hacerse con un pequeño imperio de la droga. Ambientada en la California de los primeros años sesenta, "Stark" es la primera novela que escribió Edward Bunker cuando todavía cumplía condena en San Quintín. Nunca publicada en vida del autor, el manuscrito de "Stark" se descubrió después de su muerte y fue publicado por primera vez en 2006.
«A los cuarenta, Edward Bunker era un duro criminal con un historial carcelario considerable. Veinticinco años después, fue aclamado por sus coetáneos como uno de los mejores autores de novela negra vivos del país.» ? The Independent
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