Influenza mexicana
Yuri Herrera (Actopan, 1970) es un escritor que se ha ganado poco a poco su lugar en las letras latinoamericanas; leerlo es reencontrarse con una literatura sin tapujos y sin falsas pretensiones. En 2003 se editó su primera novela: Trabajos del reino, una parodia entre las cortes medievales y el mundo del narcotráfico, en la cual se muestra cómo los personajes cambian de nombre, pero la situación sigue francamente igual. Varios años después se publicó Señales, que precederán al fin del mundo (2009), donde un universo caótico está a punto de desaparecer, pero ello no impide que una mujer haga todo lo posible por ver a su hermano menor por última vez.
La transmigración de los cuerpos (Periférica, 2013) es una novela inspirada en la pandemia de gripe tipo A (H1N1) que azotó la Ciudad de México en 2009, ese ambiente donde un estornudo equivalía a tener un arma nuclear en las narices. En la novela las calles vacías y el miedo son retratados magistralmente por Yuri Herrera; allí nos encontramos con la historia de "El Alfaqueque", un pobre diablo que arruina hasta el traje más caro sólo con ponérselo y cuya única cualidad es “el verbo”, ese sutil arte de engatusar a la gente con su palabrería es lo que le ha permitido sobrevivir en los bajos mundos de esta ciudad, y ser mediador entre los problemas que surgen en ella.
En esta ocasión tiene que sobreponerse a un país en pleno exterminio, para lidiar con los deseos sexuales que le provoca su vecina La Tres Veces Rubia y cumplir la misión que se le ha encargado: mediar la entrega de dos rehenes entre familias enemigas (clara alusión a Shakespeare), dueñas de negocios turbios y con un odio ancestral. Para ello necesitará dos cómplices: El Ñandertal y la Vicky, únicos personajes lo suficientemente locos para este manicomio.
La prosa de Yuri Herrera está llena de modismos, pero cómo situarnos en el bajo-fondo de la ciudad si no es con ese lenguaje coloquial. Hay muchos autores que intentan describir los prostíbulos y la ciudad oscura, pero de inmediato se les nota que jamás se han llenado de lodo los zapatos. Yuri Herrera no cae en esas falsedades, por el contrario, transmite experiencias vividas en esos lugares y las mezcla con literatura de alta calidad y una prosa sin trabas. Hace tiempo se esperaba este último libro, todos los que somos lectores de Yuri Herrera hemos llegado a él sin grandes campañas publicitarias de por medio, sólo con recomendaciones de algún amigo, ya que su lectura es un goce que no necesita grandes presentaciones, sólo tomar uno de sus libros nos vuelve adictos y fieles seguidores de este gran escritor.
Reseña escrta por Alejandro Díaz, El Péndulo Condesa
Una epidemia paraliza el país pero propicia, a su vez, el encuentro entre una mujer deseada, La Tres Veces Rubia, y un hombre que desea, El Alfaqueque. Las palabras de éste parecen conseguir, calmar o sanarlo todo: producen fascinación. Hay algo en él de mensajero y, también, de ángel sin espada.
Su particular ética organiza el mundo, un mundo tan lleno de muerte como de contradicciones, donde por debajo de la muerte late, sin embargo, una pura vida que nada ni nadie podría enfangar de tan intensa.
Un encargo llevará a El Alfaqueque hasta personas y lugares insospechados para los lectores, más allá de tugurios y tabernas, en una suerte de trama detectivesca que a la vez se incardina en los grandes mitos de la literatura desde los clásicos griegos. Tragedia, redención, familia, sexo y muerte son las claves de una historia escrita en estado de gracia, como todas las de Yuri Herrera, y que parece tan bíblica que nadie diría que pertenece al presente.
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