Sólo que yo me equivoqué de puerta y, en vez de terminar en los barracones de los prisioneros, di con mis huesos en los del ejército. Quedé sacudido por la profundidad y la variedad de la vida. Vi lo bajo que podía caer un hombre, y cuán alto era capaz de elevarse. Por primera vez me di cuenta de lo que es la libertad, y la crueldad y la violencia. Vi a la libertad entre los barrotes, y una crueldad tan insensata como la poesía y una violencia tan común como la humedad.
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