Cruzados con máscara
Antes un pequeño grupo de personas eran los únicos cercanos al universo donde los superhérores reinaban. Marvel y DC no significaban nada para el gran público que veía a los encapuchados con mallas como algo propio de niños. Fue con la maduración de sus creadores que poco a poco comenzaron a permear la cultura popular hasta llegar al cine mainstream y las posteriores producciones multimillonarias.
Con su llegada triunfal era necesario tener un Virgilio punk que nos condujera por ese mundo de héroes, vigilantes maniacos, dioses terrenales y planetas lejanos. Ese hombre es Grant Morrison, uno de los guionistas ingleses que más ha influido en los cómics actuales. Morrison tiene una pluma ligera, es agradable, crítico y conoce desde dentro los entretelones de las grandes editoriales y de los egos que se cuecen dentro de ellas.
Grant Morrison, quien escribiera Arkham Asylum, comienza sus recorrido con Superman, ese forzudo ser que antes de poder volar y pelear contra alienígenas, sólo saltaba y golpeaba criminales en Metrópolis. Luego lo complementa con el lado oscuro de Gótica, Batman; ese rico traumado con la muerte de sus padres en el callejón del crimen. Así, teniendo el yin y el yang de los conocidos como metahumanos, Morrison se lanza a describir la cosmogonía ideada en revistas coloreadas en CMYK e impresas en papel barato.
Apunta el autor: “En una cultura laica, científica, racional y a falta de un liderazgo espiritual convincente, las historietas de superhéroes hablan alto y claro a nuestros mayores miedos, a nuestros anhelos más profundos y a nuestras más altas aspiraciones. No les asusta ser esperanzadoras, no se avergüenzan de ser optimistas, no temen a la oscuridad.” Esos nuevos dioses retoman los miedos, esperanzas y deseos de cada época y los plasman en dibujos y discálidas. Morrison cuenta la llegada del terrible “Código de autoridad de los cómics” y cómo influyó en las vidas de los superhérores; cómo la llegada del ácido trajo consigo historias lisérgicas en universos que podrían parecer en el exterior pero que estaban dentro de los autores; la neurosis de los vigilantes con la llegada de Frank Miller y Alan Moore, con quien no lleva una buena relación autoral y el advenimiento de Dark Horses a la escena editorial.
Cualquiera que se acerque por primera vez a estos seres de mallas y colores brillantes tiene que hacer paso obligado en este libro; aquel que creció con ellos debe hacerlo de la misma manera ya que encontrará respuestas a cosas simples (por qué usan los calzones de fuera) y profundas (qué implicaciones políticas tienen).
Reseña escrita por Iván Farías, El Péndulo Polanco
La historia de superhéroes contada por el legendario guionista de cómics Grant Morrison.
No hace ni un siglo que viven entre nosotros. Se puede documentar su aparición: en 1938, cuando llegó a los kioscos el primer número de Action Comics, con las aventuras de un periodista miope y tímido, que bajo la camisa blanca llevaba una malla con la letra S.
En pocos años, los cielos del mundo imaginario estaban llenos de mutantes, aliens y vigilantes: Batman, el capitán Marvel, Iron Man o los X-Men siguieron la estela de Superman para salvar al mundo, patrullar las ciudades derrotando a los malvados, y sobre todo nutrir los sueños de varias generaciones.
Son los superhéroes. Pero antes de ser héroes, son una Idea. Y sobre eso habla esta historia.
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