Una helada y oscura noche de invierno, Lobo arrastra su trineo tiritando de frío. Tiene hambre. En el establo de una granja solitaria encuentra a Oveja. Con dulces palabras la convence para que lo acompañe. Se le hace agua la boca tan sólo de pensar en una jugosa pierna de oveja. Oveja no sospecha nada ni siente miedo. Por fin ha encontrado un amigo. Pero ¿no se ha dicho siempre que los lobos son muy malos? ¿Podrá Oveja escapar de las fauces de Lobo?
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