A Apollinaire se le ha llamado el Bellachini de la literatura. Todas las teorías y consignas debidas entonces se encontraban prestas en su estilo de escribir y vivir. Igual que un mago de su sombrero , sacaba de su existencia exactamente lo que se le exigía: pastel de huevo, peces dorados, trajes de baile, relojes de bolsillo. Mientras vivió este hombre singular (murió el día del alto al fuego) no apareció ni una moda radical, excéntrica, en la pintura o en la literatura, que él no hubiese creado o lanzado por lo menos. Dio junto a Marinetti las consignas del futurismo en sus comienzos; luego propagó el dada; la nueva pintura desde Picasso a Max Ernst; por último, el surrealismo, al que regaló el nombre.
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