El presente libro pretende ser una breve guía para todos aquellos aspirantes que guardan un deseo sincero por comenzar su camino en el Conocimiento, o bien, para todos aquellos que ya iniciados requieran apuntalar su camino iniciático. Quizás muchos de ustedes, queridos lectores, no tengan la más mínima idea de lo que es la Masonería o, tal vez, sin sospecharlo, tengan una idea errónea. Es muy común que a la Masonería se le ligue con cuestiones políticas –con ideologías de «izquierda» o de «derecha»–, con obras de beneficencia, con «contubernios» comunistas o judíos, con clubes sociales o de beneficencia, como si fuese un complemento de la vía religiosa o incluso con cuestiones «místicas». En realidad nada de eso tiene que ver con la verdadera esencia y con el espíritu de la Francmasonería. Es claro que todas esas confusiones se deben a la poca claridad tan característica y reinante para los tiempos de la edad de hierro (Kali Yuga) en que nos ha tocado vivir.
La Francmasonería es una vía iniciática adecuada a las condiciones particulares de Occidente, que cuenta con los medios propicios para la realización espiritual, lo cual –en última instancia– implica la unión con el Conocimiento de nuestra verdadera Identidad. Efectivamente, existen variados caminos iniciáticos. Imagínese usted que de donde emana este Conocimiento de todos los tiempos e inmemorial puede ser llamado la Tradición Primordial. Sus mitos, símbolos y ritos, junto con las consecuentes explicaciones conservadas al interior de las Logias Operativas, proceden de la vinculación efectiva de sus miembros a la fuente de dicho Conocimiento inmemorial. Esa transmisión espiritual que se conserva aquí, es la misma esencia de la Tradición Primordial o Unánime.
Es como un magnífico árbol, sus ramas se abren tanto a Oriente como a Occidente y demás. Las ramas más robustas lo deben a su cercanía del tronco que es el que le da sustento al árbol, en tanto, las ramas que se alejan del mismo se tornan delgadas y por ende quebradizas. Cercanas al tronco y por lo mismo vigorosas tenemos en el Oriente las ramas del Taoísmo, el Hinduismo y el Budismo; en el Medio Oriente al esoterismo Islámico así como al esoterismo Hebraico, en tanto que en Occidente tenemos al esoterismo Cristiano representado en su parte esencial por la Francmasonería y el Compañerazgo.
El título del libro no pretende ser descalificativo para nadie ni mucho menos, al contrario, hemos de entender que todo aquel que es un no iniciado, se le nombra profano, es decir, aquel que se ubica fuera del templo. Mientras que neófito es aquel que tras haber tocado la puerta del templo es, latentemente, un nuevo eslabón en la cadena. La palabra neófito es de gran belleza y guarda un profundo significado simbólico, es la «nueva planta». La nueva planta se manifiesta al morir la semilla, cuando ella entra al proceso de putrefacción, y como bien lo indica la parábola del sembrador (Mt. 13:4-9), toda semilla es regada sobre el terreno, pero no todas crecieron, sin embargo «otras cayeron en tierra buena y dieron fruto…». He ahí la caverna iniciática y la tierra fértil, o la tierra negra de la alquimia y del hermetismo, una herencia más de la masonería tradicional.
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Es una hermosa edición, me encantan las ediciones que tienen en esta tienda. Muy recomendados.
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