Un buen día, mientras una oveja pastura tranquilamente por un prado, el viento deja caer a su lado una corona. Después de probársela, decide levantarse sobre las patas traseras y escoger una rama como cetro. Así pues, el azar lo convierte en el de rey de las ovejas y por ello, se dejará llevar por la embriaguez del poder: cacerías de leones, paseos por jardines reales, recepciones de embajadores del mundo animal…
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