Richard Ford (Jackson, Misisipi, 1944) intentó infructuosamente ser novelista en la década de los setentas, pero ante la poca aceptación que generaron sus dos primeros libros, decidió aceptar un trabajo como columnista en la revista deportiva New York Magazine. Después de un par de años de laborar en esta editorial fue despedido, lo que lo obligó a volver al mundo de la literatura, pero en esta ocasión su obra no sólo tuvo buen recibimiento, también fue considerada como una de las mejores publicaciones de la posguerra. Estamos hablando de El periodista deportivo, obra inicial de su trilogía dedicada a Frank Bascombe y que es el retrato de una Norteamérica sórdida y melancólica. Dentro de los logros que ha alcanzado Ford podemos mencionar que con El día de la Independencia, segunda parte de esta trilogía, ganó los premios PEN/Faulkner y el Pulitzer, siendo la primera ocasión en que una misma obra ganaba estos dos premios.
Después de varios años en silencio, Ford regresa con una obra que es del mismo linaje que sus antecesoras: Canadá. En ella es narrada la vida de Dell Parsons, un jovenzuelo de quince años que fue criado por un par de padres demasiado común, hasta que un buen día lo tiran todo a la basura al tomar la decisión de robar un banco. Después de que fueran atrapados sus padres, Dell es abandonado por su hermana Berner, ya que aunque son mellizos, siempre ha existido un odio disimulado de hermandad. Él se ve en la encrucijada de qué hacer con su vida, ya que, de un día para el otro, sus sueños de ser un ajedrecista famoso, cultivar abejas en la parte trasera de su casa e ir a la secundaría para poder saciar así sus ganas de conocimiento se ven rotos. Entonces decide embarcarse en la aventura más extraordinaria de su vida, y con la ayuda de un amigo de la familia parte rumbo al norte, tratando de cruzar la frontera con Canadá. Esta aventura al estilo Huckleberry Finn es mucho más dura que la contada por Mark Twain. En Canadá conocerá a Arthur Remlinger, un personaje sombrío que demuestra que detrás de un comportamiento hosco y enigmático siempre estará una persona dispuesta a ayudar al que lo necesite.
Canadá es una muestra de la sobria escritura de Ford, esa que ha ido puliendo con los años, que en lugar de caer en lugares comunes decide aventurarse a nuevas rutas. Ford demuestra una vez más por qué es considerado de los mejores escritores norteamericanos de nuestra época.
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Zona Rosa»
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