Crónicas del cubismo reúne la producción crítica del poeta Guillaume Apollinaire (1880-1918) quien fue el primero en sostener, defender y encontrar las palabras que definirían las nuevas concepciones plásticas, palabras que los propios cubistas asumieron luego como propias. Fue Apollinaire quien acuñó, por ejemplo, la palabra surreal.
Estas Crónicas del cubismo abarcan de 1905 hasta su muerte en el 18. Son entregas escritas a toda velocidad para ser publicadas de inmediato por diferentes periódicos: con pluma veloz, en largos párrafos casi sin puntuación, sostenidos por la idea que va precipitándose en el papel, son crónicas brillantes, inteligentes, polémicas de un poeta que compartía con amigos como Picasso, Duchamp, Delauna y y tantos otros (pero no todos) sus nuevas percepciones y visiones.
El campo de la crítica es más amplio de lo que se cree en general. No está limitado al cultivo de tal o tal árbol. La naturaleza es su territorio. Debe estar en todas partes donde haya grandeza en peligro. Pasó el Cabo de Buena Esperanza con Vasco da Gama. Todos los acentos, todas las armonías están permitidas a su voz; le está permitido amar, le está permitido sostener. Tenía un lugar cerca de Cristóbal Colón cinco minutos antes de que el grito: ¡Tierra! ¡Tierra! resonara solfa la cubierta del bendito navío. ¡E incluso es su verdadero lugar: su labor, su destino, su gloria! ¡Fidelidad! ¡Fidelidad! Ésta es su divisa triunfante. La fidelidad, es la duración al fin conquistada por el entusiasmo. La crítica debe ser fiel como la posteridad, y hablar en el presente la palabra del futuro.
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