Lars Von Trier es un director que ha hecho películas memorables con historias amargas y rudas, usando técnicas y normas determinadas como el dogma 95, cuya doctrina elaboró al lado de Thomas Vinterberg y que usó en su trabajo hasta "Dogville" (2003) cuando rompió sus propias reglas para adaptar la dinámica del teatro al cine. Películas como "Dancer In the Dark" (2000), "The Element of Crime" (1984) y "The Idiots" (1998), lo definieron como un artista conflictivo y provocador, con un gran talento para contar historias inusuales desde perspectivas poco comunes. Después de alejarse temporalmente del cine, empezó con "Antichrist" (2009) una trilogía sobre la depresión y el duelo.
"Melancholia" (2011) es la segunda parte de la trilogía y es su película más accesible hasta la fecha. Con un estilo visual hecho a semejanza de "Antichrist" pero menos opresivo y oscuro, casi toda la película transcurre en escenarios iluminados y amplios, con el uso de algunos efectos especiales. La historia está dividida en dos actos; en el primero se celebra la boda de Justine, y funciona como una especie de comedia negra que va derivando hacia el drama, hasta que ella está sumergida en una profunda depresión. El segundo acto comienza un día después de la boda, con la obsesión del cuñado de Justine por el planeta Melancholia. Cuando se da cuenta que éste chocará de un momento a otro con la Tierra, suceden una serie de eventos en donde Justine, casi inutilizada por su estado de ánimo, logra sacar fuerza y voluntad para ayudar a su hermana y sobrino a soportar la calamidad que está por venir.
Una película de tremenda belleza visual sobre la catástrofe del fin del universo, "Melancholia" es una experiencia intensa y devastadora que observa las cosas desde un punto de vista íntimo, centrándose en el núcleo de una familia descompuesta donde todo va presentándose por capas: la boda, la separación, la noticia del fin y la confrontación de lo inevitable. Frases como "La Tierra es malvada, nadie le guardará luto..." definen la perspectiva de Justine y el resto de los personajes; Von Trier utiliza el lugar común de la historia del fin del mundo para hacer una reflexión sobre la naturaleza de la depresión como mal de los tiempos y un choque entre planetas como su único remedio. Nominada a la Palma de Oro en el festival de Cannes, y ganadora por mejor actriz, es quizá el trabajo más sobrio y minimalista del director, hecho para conmover y meditar.
http://www.youtube.com/watch?v=LIYiCMD9E68
Reseña escrita por Gerardo Cuervo
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