Controvertida desde su estreno en Europa debido a la crudeza explícita de algunas de sus escenas y al tratamiento nada convencional de las relaciones interpersonales que presenta, "Antichrist", el más reciente trabajo del siempre polémico cineasta danés Lars von Trier (1956), es una película difícil de clasificar pero sin duda llamada a ser un filme "de culto" instantáneo.
Estructurada en un doloroso prólogo, cuatro perturbadores episodios ("Duelo", "Dolor", "Desesperación", "Los tres mendigos") y un desconcertante epílogo, la película narra el proceso de descomposición psicológica de una pareja formada por Él (Willem Dafoe) y Ella (Charlotte Gainsbourg) tras la pérdida de su pequeño hijo, que cae por una ventana al intentar mirar de cerca copos de nieve mientras ellos sostienen relaciones sexuales en la habitación contigua. La muerte del niño afecta profundamente a la mujer y la hunde en una depresión devastadora que la conduce directamente al hospital. Sin embargo a Él parece no convencerle el tratamiento médico, por lo que -tras un poco fructífero periodo en el que intentan superar la desgracia a través del sexo- decide (aprovechando que es psicoterapeuta) llevarla a una cabaña aislada en mitad del bosque, donde ambos se encerrarán para iniciar una terapia de exposición, buscando generar una catársis que los libere del trauma sufrido.
Inicia así un sádico ejercicio de disección de la psique humana en el que Lars von Trier no se detiene ante nada para romper la frágil línea que separa a la cordura de la alienación -tanto de sus personajes como del espectador-, explorando de forma impecable las diversas posibilidades que pueden ofrecer el dolor, la desesperación, la degradación y el miedo; desequilibrio que se refleja en el entorno, que progresivamente se va tornando más siniestro.
Asfixiante y abyecta hasta decir basta, "Antichrist" no es la película ideal para estómagos débiles ni para las buenas conciencias. Abundante en simbolismos crípticos -incluso heréticos-, sexualidad desbordada, insana misoginia y sórdida violencia (sin mencionar los momentos de visceral surrealismo y la incómoda presencia de una especie de "mal" latente a través de todo el filme), el terror psicológico con que el cineasta danés tortura al espectador durante poco más de hora y media emparenta a este provocativo filme con películas como "A través de un vidrio oscuro" (1961, Ingmar Bergman), "Repulsión" (1965, Roman Polanski) y "El resplandor" (1980, Stanley Kubrick), alcanzando niveles de agresión visual e intelectual como pocas veces se han conseguido en la historia del cine.
http://www.youtube.com/watch?v=LO-TNfPzh_k&feature=fvwrel
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