Conrad contra el falso progreso
El pasado 15 de abril de este año de augurios apocalípticos se cumplió un siglo del “sorprendente” hundimiento del Titanic, la máxima joya tecnológica de la ingeniería marítima de aquélla época. A partir de entonces, dicha tragedia no ha dejado de inspirar múltiples anécdotas que le han imprimido un aspecto mítico; muchas de ellas llevadas al cine, como el famoso filme de James Cameron, en 1997.
El trasatlántico creó grandes expectativas entre la población, debido a la manera como lo publicitó la White Star Line, empresa que lo creó. Se trataba de un lugar exclusivo y lleno de fastuosidad, pero su magnanimidad en el diseño no correspondía con la parte funcional, de modo que la máxima arquitectónica “la forma sigue a la función” jamás fue respetada.
Joseph Conrad (Berdyczów, 1857), de pasado ligado al mar y a los barcos, no tardó en abordar el suceso en un artículo publicado el mismo año en English Review. En su texto realiza una crítica severa al negocio —así lo llama él— que intentaron hacer sus hacedores toda vez que vendieron la falsa idea de que realmente el barco representaba “progreso”. El autor de Heart of Darkness desnuda la realidad de las cosas comparando al Titanic con una lata gigantesca: “el simple aumento de tamaño no es progreso. De ser así, la elefantiasis que causa que la pierna de un hombre se haga más larga que un tronco de árbol sería una suerte de progreso, mientras que no es más que una maligna enfermedad” —dice.
Por supuesto que las réplicas a Conrad sobrevinieron inmediatamente, hasta hubo quien se atrevió a decir que el problema se habría evitado de haberse tenido menos botes salvavidas. Cualquier mentira con tal de salvar el pellejo en las investigaciones. Meses después, el escritor volvió a arremeter contra los propietarios de Titanic, ahora denunciando la inhumanidad mostrada al preferir invertir en gimnasios y demás ornamentos, en lugar de asegurar la vida de los pasajeros y trabajadores del “insumergible”.
Ambos textos son recogidos en El Titanic. Así el lector puede conocer algunas de las opiniones que se originaron días después de la tragedia, lejos del influjo de la opinión subjetiva que los años han dado al hundimiento del barco. El texto que había permanecido inédito en nuestra lengua, está ahora a nuestra disposición. Una traducción que no deja escapar el estilo de Joseph Conrad, siempre mostrando la vulnerabilidad humana.
«Reseña escrita por Gamaliel Valentín González. Péndulo Perisur»
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.